jueves, 12 de diciembre de 2013

Nuestro agradecimiento por el ciclo y argumento de La Cenerentola



Queridos amigos: 

llegamos nuevamente al final de un ciclo de ópera , con la alegría de que muchos de ustedes nos vienen acompañando desde hace ya mucho tiempo, algunos desde octubre del 2010 cuando ArtZone llegó con su propuesta de traer ópera al salón del Honorable Concejo Deliberante, pero también están los que vienen con nosotros desde el inolvidable Ópera Club del Café Borges

En estos tres años en el Concejo hemos compartido risas y lágrimas con Mimí y Rodolfo, Adina y Nemorino, Carmen y el brigadier, Turandot y Calaf, Manon y Des Grieux, Tosca y Mario, Aída y Radamés, y tantos otros personajes cuyas historias fuimos compartiendo mientras crecía nuestro vínculo.
Muchos de ustedes hoy son mucho más que vecinos que se acercaron a compartir la música, muchos de ustedes se han transformado en verdaderos amigos a través del tiempo transcurrido , no sólo aquí en Olivos sino también en los hermosos encuentros con la gente de la Asociación Cultural Toscana en Flores

Queremos agradecer a todos y cada uno de ustedes los mensajes que dejan en el cuaderno, los llamados telefónicos, los mails siempre cargados de afecto, y también queremos agradecer muy especialmente a la gente del Concejo, desde el presidente saliente Sr. Germán Maldonado , que varias veces tuvo la amabilidad de acercarse a nuestros encuentros, a la Sra. Valeria de Marzi, y cada  uno de los empleados de maestranza y de seguridad que siempre han tenido excelentes actitudes y la mejor disposición para solucionar cualquier problema que pudiera haberse presentado

Nuestro agradecimiento también a los anunciantes que hacen posible con su aporte la realización de este ciclo, fundamentalmente a Sergio Scordamaglia del Taller de Música, a Silvina Romera de "Mis Vestidos", a Mónica de Remises Rioja, a Soledad de "La Compañia del Buen Sabor", a Adriana de Natura, a Jorge del Kiosco "Rocío", a Mariana del depto. de Marketing de Farmacia Vasallo, a Marcelo de  Paraíso Natural del Centro Asturiano

y finalmente un GRACIAS enorme a la familia y amigos que siempre creyeron en este proyecto, que nos alentaron a seguir este camino de la mano de una frase que hace  años nos acompaña :

Y aquí está el arte, que invita al alma,

tendida la mano, hacia un bosque de calma y de sosiego,


hacia un jardín donde la imaginación atraviesa disparada el 


firmamento;

para invitarla al noble estado de la sabiduría y guiarla, por fin,


hacia el lejano horizonte de la Civilización Universal



DAISAKU    IKEDA

Argumento

En esta variación de la historia tradicional de Cenicienta, la malvada madrastra es sustituida por un padrastro, Don Magnifico. El Hada madrina es reemplazada por Alidoro, un filósofo y tutor del príncipe. La cenicienta fue descubierta no por su zapato de cristal, sino por su brazalete.
Tiempo: Finales del siglo XVIII – principios del siglo XIX
Lugar: Salerno (Italia)

Acto I

En un salón del decadente castillo de don Magnifico
Angelina (la "Cenicienta") se ve obligada a trabajar como doncella en la arruinada casa de su padrastro Don Magnifico. Sus dos hijas, Clorinda y Tisbe, se prueban trajes y joyas y se pavonean frente al espejo. Angelina canta una melancólica balada sobre un rey que encontró a su esposa entre la gente corriente (Una volta c'era un re). Aparece Alidoro, preceptor del príncipe don Ramiro, disfrazado de mendigo, para espiar a las tres hermanas. Pide un poco de limosna, pero es insultado por Clorinda y Tisbe que quieren echarlo: Cenicienta le ofrece pan y café y Alidoro le da las gracias. Así capta el comportamiento de las tres para señalárselo después al príncipe: de hecho, el príncipe busca esposa. Después de ser cuidado por Angelina y maltratado por Clorinda y Tisbe, Alidoro se va, mientras llegan los cortesanos y anuncian la próxima legada del príncipe Ramiro. Don Magnifico entra en escena, despertado por sus hijas (Miei rampolli femminili), que le advierten sobre la llegada del príncipe: el padre recomienda a sus dos hijas que se comporten y vistan bien. De repente, llega el príncipe Ramiro, disfrazado como su propio criado para observar a las mujeres sin que ellas lo sepan. De hecho se ha cambiado la vestimenta con las de su servidor Dandini. Inmediatamente admira a Cenicienta y a ella también le gusta él (Un soave non so che). Entonces entra Dandini (Come un'ape nei giorni d'aprile), seguido por la familia. Ni don Magnifico ni las tres hermanas son conscientes del cambio de persona. La cenicienta se va cuando la llaman sus hermanastras. Entra Don Magnifico y Ramiro le dice que el príncipe llegará pronto. El "príncipe" es en realidad Dandini, el criado de Ramiro disfrazado. Las hermanastras llegan y halagan a Dandini, quien las invita a un baile en el palacio real. Angelina le pregunta su puede ir a la fiesta, dado que todos van. Pero don Magnifico dice desdeñosamente que ella no puede acompañarles al baile. Antes de marcharse, Ramiro nota que tratan mal a Cenicienta. Su tutor, Alidoro, que antes había estado en la casa, disfrazado de mendigo, llega aún luciendo sus harapos y pregunta por la tercera hija de Don Magnifico. Magnifico niega que ella viva aún. Alidoro, al verla, decide ayudarla (Là del ciel nell'Arcano profondo, de Rossini, con la que sustituyó, providencialmente, la modesta aria compuesta originariamente por Agolini,Vasto teatro è il mondo). Lo acompañará a él al baile. Arroja sus ropas de mendigo y se identifica como miembro de la corte de Ramiro, diciéndole que el cielo recompensará su corazón puro.
Las hermanastras y Don Magnifico llegan al palacio del príncipe Ramiro con Dandini, aún disfrazado del príncipe. Dandini ofrece a Magnifico una visita a la bodega, esperando emborracharlo. Entonces se desentiende de la familia y le dice a Ramiro que las dos hermanas son estúpidas. Ramiro queda confundido, pues Alidoro ha hablado bien de una de las hijas de Magnifico. Clorinda y Tisbe entran, y Dandini ofrece a Ramiro como pareja de una de ellas. Creyendo que él es un simple criado, ellas lo rechazan. Alidoro anuncia la llegada de una dama desconocida con un velo (Cenicienta). Entra la joven desconocida. Es Angelina, disfrazada, que ha venido a participar en el baile, vestida espléndidamente por Alidoro. Tisbe y Clorinda encuentran una cierta semejanza con su hermanastra. También el padre se da cuenta, pero sus ideas son desmentidas. Dandini invita a todos a la mesa, pero la atmósfera es extraña: sienten que están en un sueño pero al borde de ser despertados con sorpresa (... ho paura che il mio sogno vada in fumo a dileguar!).

Acto II

Don Magnifico, Clorinda y Tisbe están en una habitación del palacio de Ramiro. Magnifico se preocupa por la mujer desconocida que amenaza la oportunidad de sus hijas de que alguna de ellas se case con el príncipe Ramiro. Don Magnifico reconoce en la misteriosa dama velaad a la Cenicienta, todavía está seguro de que el príncipe elegirá a Clorinda o Tisbe, y revela a sus hijas que, apropiándose del patrimonio de Angelina, lo ha malgastado por permitirles vivir en el lujo. Los tres se marchan y entra Ramiro, encantado con la mujer desconocida que se parece a la joven que ha encontrado por la mañana. Se esconde cuando llega Dandini con Cenicienta; esta, fastidiada porque Dandini busca seducirla, revela que está enamorada del paje. Ramiro está fuera de sí por la alegría, se adelanta y le declara su amor, entonces ella se marcha dándole uno de una pareja de brazaletes y diciendo que si él realmente se preocupa por ella, la encontrará. Ramiro, después de la fuga de la Cenicienta, anuncia que la encontrará (Sì, ritrovarla io giuro). Animado por Alidoro, Ramiro reúne a sus hombres para buscarla.
Mientras tanto, Dandini confiesa a don Magnifico que él es, en realidad, el criado del príncipe (Un segreto d'importanza), lo que provoca la indignación del barón y Dandini le expulsa del palacio.
En casa de Magnifico, Cenicienta, de nuevo vestida de harapos, atiende el fuego y recuerda el momento mágico vivido en la fiesta, y admira el brazalete. Llegan don Magnifico y sus hijas, de mal humor, y ordenan a Cenicienta que les prepare la cena. Estalla una tormenta y la carroza del príncipe (a causa del mal tiempo, y de Alidoro) se rompe delante de la casa. Ramiro y Dandini entran y piden hospitalidad. Don Magnifico, que piensa aún de hacer que se case con una de las hijas al príncipe, ordena a la Cenicienta que de la silla real al príncipe, y Angelina se la da a Dandini, sin saber que él no es el príncipe. El barón señala a Ramiro, quien reconoce su brazalete y la pareja queda reunida (Siete voi... questo è un nodo avviluppato). Don Magnifico, Clorinda y Tisbe están furiosos y amenazan a Angelina (Donna sciocca! Alma di fango!). Enfadado por su crueldad con Cenicienta, Ramiro anuncian venganza y terribles castigos, pero Cenicienta le pide al príncipe, ya prometido suyo, y le dice que la sua vendetta sarà il loro perdono ("su venganza será el perdón"). Llega Alidoro, todo contento por la suerte de Angelina. Clorinda se siente ofendida por las palabras del viejo, pero Tisbe prefiere aceptar la hermana como princesa.
En el salón del trono del palacio de Ramiro, Magnifico intenta obtener el favor de su hijastra, la nueva princesa, pero ella sólo quiere que la reconozcan como su hija. Cenicienta le pide al príncipe que perdone a Magnifico y las dos hermanastras. Su padre y las hermanastras la abrazan y ella declara que sus días de atender al fuego han acabado (rondò Nacqui all'affanno).

LA CENERENTOLA

La Cenicienta, o sea la bondad triunfante (título original en italiano, La Cenerentola, ossia la bonta in triunfo) es una ópera cómica en dos actos con música de Gioachino Rossini y libreto en italiano de Jacopo Ferretti, basado en el cuento de hadas La cenicienta.
 La ópera se estrenó en el Teatro Valle de Roma el 25 de enero de 1817.

Rossini compuso esta ópera  en tan solo tres semanas cuando tenía 25 años de edad. El empresario del Teatro Valle, rival del Teatro Argentina donde fue estrenada Il barbiere di Siviglia, contrató a Rossini para componer una ópera un año después del éxito de aquella. Al principio se barajó la posibilidad de utilizar un libreto de Gaetano Rossi (libretista de Semiramide), pero finalmente se decidió crear uno nuevo. El libreto más que basado en el cuento de Charles Perrault, se basa en otra ópera, compuesta por Stefano Pavesi y llamada Agatina, o La virtù premiata, que se estrenó en Milán, apenas tres años antes, el 14 de abril de 1814.
Cenicienta.
Llaman poderosamente la atención las diferencias con el cuento de hadas tradicional de Perrault, siendo el más notable que se sustituye la hada madrina por un hombre de carne y hueso, coincidiendo con los requerimientos que impuso Rossini al libretista: no debían utilizarse elementos sobrenaturales. Esta solución no mágica (a diferencia de la fuente original) se debe a las obvias limitaciones en los "efectos especiales" disponibles.
Incluye algunos de los más difíciles pasajes de la literatura rossiniana, entre ellos el rondó final del personaje de Angelina (La Cenicienta) donde cuenta que ya no habrá más llanto ni sufrirá junto al fuego de la cocina "Nacqui all' affanno...non piú mesta"

Al igual que Il barbiereLa Cenerentola fue recibida con cierta hostilidad durante el estreno, pero rápidamente se convirtió en un éxito . Durante todo el siglo XIX su popularidad rivalizó con la del Barbero, pero poco a poco fue saliendo del repertorio por las escasas voces  de contralto de coloratura que había, voz para la que se escribió el papel originalmente
les dejamos además de la obertura una de las más conocidas arias, en la interpretación de Joyce Di Donato

y un fragmento a cargo de Juan Diego Florez


martes, 12 de noviembre de 2013

El Murciélago : Argumento




La acción tiene lugar en un balneario cercano a Viena hacia 1870.


En una casa de una pequeña población con balneario próxima a Viena, viven Gabriel von Eisenstein y Rosalinde, su mujer, atendidos por la joven camarera Adele. Los cónyuges llevan casados un par de años. La acción comienza en el cuarto de estar y comedor de los Eisenstein la tarde del día en que Gabriel tendrá que ingresar en la prisión local, para cumplir el arresto de cinco días que le ha sido impuesto por haber pegado e insultado a un alguacil.
Fuera de la escena se oye el canto del tenor Alfred, antiguo pretendiente de Rosalinde. En el escenario está sola Adele, leyendo una carta de su hermana Ida, bailarina de conjunto en la Ópera. Ida invita a Aólele a ingeniárselas para acudir con ella a la cena de esa noche en el palacio del príncipe Orlofsky, rico juerguista. Adele suspira y lamenta su condición de simple camarera; después, sale para intentar ver quién es el dulce cantor de la calle.
Entra Rosalinde, doblemente preocupada: por una parte, su marido tiene que ir a la cárcel; por otra, la ha turbado, como antaño, el canto de Alfred. Adele vuelve e intenta aprovechar la ocasión para, fingiendo que una vieja tía suya enferma requiere sus cuidados, conseguir que su señora le dé la noche libre. Rosalinde no accede a la petición, dadas las especiales circunstancias de este día, y Adele se retira llorando.
Ahora hace aparición Alfred, pues sabe que Eisenstein va a ser encarcelado, y, a cambio de marcharse por el momento, consigue que Rosalinde jure que volverá a recibirle cuando su esposo esté ya en su celda. Éste viene procedente de la calle con su abogado, el Dr. Blind, un tipo cómico. Eisenstein está furioso, pues, según él, la desafortunada defensa que ha hecho Blind ha conseguido que, en vez de cinco, sean ocho los días de arresto. Ambos se intercambian acusaciones e insultos en presencia de la asombrada Rosalinde, y aún Blind se atreve a exponer todo lo que él puede hacer, como abogado, en un nuevo proceso. Eisentein acaba expulsándolo a cajas destempladas.
Rosalinde intenta dar ánimos a su esposo. Éste ordena a la aún gimoteante Adele que vaya al León de oro y encargue allí una cena suculenta, pues los magistrados han aceptado que, antes de ingresar en prisión, Eisenstein pueda despedirse de su esposa. Al salir con el encargo, Adele comunica que acaba de llegar el Dr. Falke, un notario amigo de Eisenstein. Mientras Rosalinde va a buscar la ropa más vieja de su marido, Falke comunica a Eisenstein la invitación a la cena de Orlofsky: el arresto puede consumarse un poco más tarde, de madrugada. Gabriel es algo donjuanesco y Falke le tienta con la perspectiva de encontrar allí a la flor y nata de las jóvenes y coquetas bailarinas de conjunto de la Ópera. De pasada, ambos recuerdan cierta juerga, tres años atrás, en el baile de máscaras de Scheelendorf, al que Falke acudió disfrazado de murciélago mientras Eisenstein lo hacía de mariposa. Falke consigue convencer a su amigo y ambos son sorprendidos por Rosalinde cuando están marcándose unos pasos de baile.
Los camaradas procuran justificarse y Falke se marcha, para, como dice, anunciar al Director de la prisión que Eisenstein irá allí en seguida. Rosalinde traía la ropa vieja pedida por su marido; pero éste la rechaza ahora y se va a buscar otra. Ahora regresa Adele con una bandeja en la que se ve lo único que han podido darle en el León de oro: una horrorosa cabeza de jabalí con un ramillete de rosas en la boca. Vuelve Eisenstein, vestido impecablemente de etiqueta, lo que justifica diciendo que no quiere sentirse humillado ante sus compañeros de cárcel. Después, se perfuma y se despide de Rosalinde y de Adele, y aquélla describe lo que van a ser los desayunos y las comidas sola, sin su marido.
Nada más marcharse Eisenstein, se cuela en la casa el expectante Alfred, y lo primero que hace es ponerse la bata y el gorro de aquél, para por un momento volver a soñar con el paraíso doméstico perdido. Rosalinde está asustada, pues ya barrunta que Alfred va a quedarse a dormir. El tenor bebe y canta, invitando a Rosalinde a seguir su ejemplo, y entona su divisa: “¡Dichoso es quien olvida lo que no puede cambiarse!”. Entre tanto, llama a la puerta y hace su entrada Frank, el Director de la prisión, quien viene en persona, pues está invitado a una cena y tiene prisa, a llevarse a Eisenstein a su “grande y bella pajarera” y darle allí “alojamiento gratis”. Naturalmente, confunde a su “invitado” con Alfred. Éste intenta aclarar que él no es Eisenstein; mas Rosalinde le hace ver que la situación es comprometida para ella. La jocosa descripción que a continuación hace del aspecto doméstico, la bata, el gorro, los bostezos, etc., de Alfred, que son los propios de todo esposo, convencen a Frank, quien al fin consigue llevarse al falso Eisenstein no sin que éste, “si he de ir ya a la cárcel”, se cobre en especie el sacrificio, besando repetidamente a Rosalinde.
ACTO II
La acción se desarrolla ahora en la lujosa villa del príncipe Orlofsky, donde se ha congregado ya el grueso de los invitados, bailarinas de la Ópera, caballeros frívolos, del extravagante aristócrata, el cual no se deja ver por el momento. Por el jardín vienen las hermanas Adele e Ida, ésta sumamente asombrada de encontrar allí a aquélla. Como Ida no ha escrito carta alguna, ambas llegan a la conclusión de que alguien ha querido reírse de ellas; pero Ida, después de comprobar que Adele, vestida con un elegante traje de Rosalinde, tiene muy buen aspecto, decide presentarla como “artista”.
Aparecen ahora Orlofsky y Falke. Aquél es un joven imberbe que ya ha disfrutado de todo lo que en esta vida puede conseguirse con dinero y, en consecuencia, se aburre muchísimo, aunque espera que Falke cumpla hoy su promesa de hacer algo para que él se ría, concretamente, representar una acción que se llama La venganza del murciélago. Efectivamente, Falke ha planeado vengarse de Eisenstein, y ahora advierte complacido que ya está aquí Adele, pues él es el autor de la falsa carta de Ida. Ésta presenta a Adele como señorita Olga y ambas se dirigen a la sala de juego, para apostar allí con el contenido de la cartera que les da Orlofsky para que se lo gasten y procuren perder, pues ganar le parece también aburridísimo.
Entra Eisenstein, presentado por Falke como marqués Renard. Sobre la marcha, Falke decide enviar un lacayo para que Rosalinde venga a comprobar dónde está realmente su marido. Mientras tanto, Orlofsky explica a Eisenstein lo que llama sus “peculiaridades nacionales”, que en esencia consisten en que sus invitados hagan lo que quieran siempre que no se aburran ni rechacen la bebida que se les ofrezca, pues, si no es así, los pone de patitas en la calle o les tira la botella a la cabeza. Después, el Príncipe vuelve a lamentarse de su mortal aburrimiento. Regresan Ida y Adele, naturalmente con la cartera de Orlosfky vacía. Al ver a Adele, Eisenstein se queda literalmente pasmado, pues esta Olga se parece como una gota de agua a otra a la camarera de su mujer y, además, lleva un traje de ésta. La falsa Olga coquetea con él y canta un cuplé, con el que ridiculiza al falso Marqués, ¿pues cómo es posible que éste la confunda, tan bonita y atractiva como es, con una simple criada? En este instante es anunciado el caballero Chargrin, esto es, Frank, el Director de la prisión. Él y Eisenstein hacen de inmediato buenas migas por aquello de ser “compatriotas”, aunque pronto acaban su repertorio de francés macarrónico. Empieza ahora a cundir la impaciencia por pasar al comedor; pero Falke dice que deben aguardar aún a la llegada de una distinguidísima condesa húngara, quien, como mujer casada, va a venir enmascarada y de incógnito. La noticia suscita comentarios malévolos de las féminas presentes y todos, salvo Falke, salen al jardín, para hacer tiempo; Eisenstein lo hace así mismo, intentando engatusar a Adele con su reloj de repetición, famoso entre sus amigos como “el reloj de las conquistas”.
Llega Rosalinde con un antifaz grande. La recibe Falke, quien se apresura a mostrarle a través de las cortinas cómo flirtean su marido y la camarera; naturalmente, la falsa condesa se sulfura. En seguida regresan del jardín los dos “franceses” y, al ver a la enmascarada, Eisentein pide a Frank y a Falke que le dejen solo con ella. Rosalinde insinúa que ella no es una condesa, sino una artista, lo que anima a Eisenstein a asegurarse esta conquista con la exhibición de su reloj. Rosalinde finge ser arrastrada por la pasión, los latidos del corazón se aceleran con la marcha del reloj, para, en un momento de descuido de su marido, apoderarse del cronómetro, cosa que ninguna “seducida” había conseguido hasta ahora.
Entran otra vez los invitados y la pícara Adele pone públicamente en duda que la enmascarada sea húngara. Rosalinde responde con la mejor demostración posible, con música, y canta unas zardas inflamadas de fuego patriótico, con las que convence y entusiasma a todos. A continuación, a petición de la asamblea y con el permiso de Falke, Eisenstein cuenta la famosa historia del murciélago. Cuando él estaba todavía soltero, al oír esto Rosalinde lamenta que sus esperanzas se desvanezcan, fue con Falke a un baile de máscaras, éste vestido de murciélago y él, de mariposa. Eisenstein hizo beber muchísimo a Falke y lo abandonó, durmiendo la mona, en un bosquecillo. Cuando Falke se despertó, tuvo que regresar a su casa con un séquito de pilluelos burlándose de él, y desde entonces el distinguido notario Dr. Halcón es conocido como Dr. Murciélago. El auditorio se sorprende de que Falke no se haya vengado hasta ahora: Eisenstien presume de permanecer en guardia, por si acaso, pero Falke insinúa que aún está por ver quién será al final el guasón mayor.
Comienza la opípara cena. Los invitados se han sentado a la mesa por parejas, salvo Orlofsky quien brinda por el rey de los vinos, Su Majestad Champán Primero; al brindis se suman Eisenstein y Adele coreados por todos. La bebida produce efecto y Flake propone que todos se tuteen y formen una “hermandad de hermanitos y hermanitas”. Sigue el “ballet”, que consta de cinco danzas: española, escocesa, rusa, bohemia y zíngara; pero Orlofsky propone que los invitados mismos bailen lo mejor de todo, el vals. En plena euforia, Eisenstein intenta que la bella enmascarada retire de su rostro el antifaz; mas en el momento de mayor apremio, el gran reloj de pared que hay en la sala deja sonar seis campanadas. Eisenstein y Frank se sobresaltan. Es ya tardísimo. Ambos deciden marcharse juntos y despedirse en la esquina más próxima. Cuando salen, les sigue el canto placentero de quienes se quedan: “¡Ah, qué fiesta, qué noche llena de alegría!”. Orlofsky está feliz y por fin ríe a sus anchas.
ACTO III
El despacho del Director de la prisión. Fuera se oye canturrear a Alfred. Entra el carcelero, Frosch, con una lámpara y el descomunal manojo de llaves acreditativo de su cargo. Es un viejo borrachín, de aspecto cómico. En su monólogo descubre que él y el Director son nuevos en este instituto, un lugar divertido, pues siempre se oye en él música. También hace la alabanza del aguardiente de ciruelas local y se marcha al interior de la cárcel.
Entra Frank con una resaca tremenda. Da pasos de baile, recuerda a Olga y a Ida, también al marqués Renard busca el servicio de té, bebe agua, se sienta, abre un periódico y se duerme. Así le sorprende Frosch, quien viene a comunicar que el preso de la celda número 12, Alfred como falso Eisenstein, exige un abogado; Frosch ha hecho venir al Dr. Blind, quien le ha sido recomendado. Llaman a la puerta de la calle y Frosch va a la ventana, describiendo una ese. Desde allí ve a dos damas. Frank le dice que vaya abajo, a abrir, y Frosch sale aún más convencido de que una prisión tal, adonde las damas vienen ya tan temprano, es un lugar divertido.
Frosch reaparece en seguida, para anunciar que las damas quieren ver al caballero Chargrin. Las jóvenes son Ida y Adele, cuya presencia allí asombra a Frank. Ida revela que su hermana no es la pretendida artista de la fiesta antecedente, sino la camarera del señor von Eisenstein ambas vienen a pedir al caballero que interceda no para que Rosalinde readmita a Adele, sino para que le regale el traje que ésta lleva. Además, Adele aspira a dedicarse al teatro, y el caballero Chargrin podría ser su “benefactor” y correr con los gastos de su educación artística. Para demostrar su talento, representa consecutivamente a una campesina, a una reina y a una dama de París casada con un marqués, pero que acaba cayendo en brazos de un conde joven y apuesto. Frank está encantado; pero antes de que pueda decidirse, llaman de nuevo a la puerta de la calle y él mismo ve ahora desde la ventana que abajo está el marqués Renard. Ordena a Frosch que se lleve a las damas a otra habitación, “sólo tengo libre aún el número 13”, comenta el carcelero, y él mismo va a abrir la puerta.
Cuando entra Eisenstein, Frank le invita a considerarse en su casa y descubre que él no es el caballero Chargrin, sino el Director de la prisión. Como Eisenstein no le cree, Frank llama a Frosch y le ordena que detenga al Marqués. La respuesta del carcelero es contundente, en un abrir y cerrar de ojos esposa a Eisenstein y hasta saca del bolsillo una cadena. La demostración convence al falso Marqués, quien vuelve a quedar libre en cuanto Frank lo dispone así. Mas ahora viene la recíproca: Eisenstein revela su verdadera personalidad y dice venir a cumplir el arresto; eso sí, ruega a su amigo que le asigne una celda individual. Frank se echa a reír: su amigo no puede ser Eisenstein por la sencilla razón de que éste ocupa ya la celda número 12; además, él mismo lo halló cenando con su esposa y lo ha conducido a la prisión vestido aún con la bata y el gorro domésticos.
Eisenstein está asombrado, cuando otra vez entra Frosch para anunciar la llegada de una tercera dama, completamente velada pero con buena figura. Frank sale a recibirla. Eisenstein se queda solo, hecho un mar de confusiones. Vuelve Frosch ahora en compañía del Dr. Blind, y vuelve a salir para ir a recoger al presunto Eisenstein. El auténtico se enfurece y, para averiguar qué sucede con su otro yo, exige al abogado que le entregue su atavío, toga, peluca, gafas, legajos, y lo empuja afuera: así, cuando entran, Frosch y Alfred encuentran vacío el despacho. Frosch se va y Alfred expresa su fastidio y lo enojoso de la situación en que se halla; pero su rostro se ilumina cuando ve entrar a Rosalinde. Ésta se deja de circunloquios y ternezas. Naturalmente, no conoce los últimos acontecimientos; así, quiere que Alfred desaparezca antes de que se presente Eisenstein. Alfred sugiere que les aconseje el abogado que está a punto de llegar.
Así ocurre, el abogado entra; mas no es otro que Eisenstein con el aspecto de Blind. Rosalinde y Adele le exponen su caso, la situación, las circunstancias, el azar... El enfurecido Eisenstein está a punto de descubrirse, pues sus reacciones son apasionadas y su tono, exigente y amenazador. Como Rosalinde empieza a sospechar que el abogado simpatiza con su marido, describe a éste como un monstruo y declara lo que va a hacer con él en cuanto se deje ver por el domicilio conyugal: arañarlo, primero, y separarse de él, después. Mas el vaso de la paciencia de Eisenstein se colma cuando el descarado Alfred pide al abogado un medio para dejar al marido “con un palmo de narices”. Aquí estalla el ofendido, se arranca el disfraz y clama venganza; claro que Rosalinde no se queda a la zaga, en tanto que Alfred se divierte contemplando la cólera de los dos engañados.
El alboroto va en aumento. Alfred pretende que Eisenstein cumpla los siete días de arresto que aún quedan. Éste se niega. Frank no quiere verse en el caso de encarcelar a su amigo y “compatriota”. Frosch viene seguido por Ida y Adele, sublevadas al haberse visto llevadas a una celda. Frank echa la culpa al carcelero y pide a Adele que testifique quiénes son el caballero y la dama: “El señor von Eisenstein y mi ex señora”, dice la camarera. Pero como Eisenstein no acepta a tal testigo, se hace necesario llamar a otros. Se abre la puerta principal del despacho y entran Falke, Orlofsky y los invitados a la cena del Príncipe. Todos, incluidos Rosalinde Adele, Ida y Frank, ruegan al murciélago que suelte ya a su víctima, pues ésta ha pagado su deuda con creces. Eisenstein solicita una explicación. Falke le dice que todo ha sido una broma organizada por él. Todos declaran haber participado en ella. El asunto de la cena de Rosalinde y Alfred fue una invención, y la bata, sólo parte del atrezo. Alfred le comenta en voz baja a Orlofsky que la cosa no fue exactamente así, pero que más vale dejar a Eisenstein con esta verdad a medias.

Adele pregunta qué pasa con ella. Frank la invita a quedarse arrestada, para que él, “como amigo y padre”, la haga educar para el teatro; pero el príncipe, en cuanto mecenas del arte, no está dispuesto a dejar escapar este talento. Eisenstein pide perdón a Rosalinde; la culpa la tuvo el champán. Rosalinde lo alaba por su parte, pues el champán le ha mostrado con claridad que su esposo la ama y está arrepentido. Después invita a todos a brindar con ella con el Rey de todos los vinos, la Majestad reconocida dondequiera, el grande y magnífico Champán Primero.

Opereta "El Murciélago"

“Die Fledermaus” 

El Murciélago es una opereta cómica en tres actos, con música del compositor austriaco Johann Strauss (1825 – 1899), sobre un libreto en alemán de Henri Meilhac y Ludovic Halévy. Está basada en la obra francesa Le Réveillon de Karl Haffner y Richard Genée.

El estreno  tuvo lugar en el Theater an der Wien (Viena) el 5 de abril de 1874. Tras un relativo fracaso inicial, la obra fue ganando aceptación en las sucesivas reposiciones. Se presentó en París en el año 1877 con el nuevo epígrafe de La Tzigane, con algunos cambios en el libreto y algunos añadidos musicales pertenecientes a la obra del compositor, titulada Cagliostro in Wien. 

Los personajes que la protagonizan son:
·                                 Eisenstein  Honrado ciudadano — tenor
·                                 Rosalinda  Esposa de Eisenstein  soprano
·                                 Adela  Doncella de Rosalinda  soprano
·                                 Ida  Hermana de Adela  soprano
·                                 Alfredo  Enamorado de Rosalinda — tenor
·                                 Falke (Halcón) — Amigo de Eisenstein — barítono
·                                 Blind (Ciego) — Abogado de Eisenstein — barítono
·                                 Frank  Director de la Cárcel — barítono
·                                 Frosch (Rana) — Guardián de la Cárcel — actor
·                                 Orlofsky  Príncipe — mezzosoprano
·                                 Karikoni  Mayordomo de Orlofsky — actor








martes, 29 de octubre de 2013

Cierre del Ciclo 2013 en Flores



Queridos amigos, el sábado 2 de noviembre a las 16.30, nos encontraremos en Artigas 202, Centro Cultural Marcó del Pont, para compartir la última presentación de ópera de este año, cerrando así  el  ciclo 2013 organizado por la Asociación Musical Toscana

La entrada, como siempre, es libre, y se agradecerá la colaboración voluntaria de los asistentes , que permite a la Asociación continuar con su labor de difusión de la cultura italiana

les dejamos un par de fragmentos de la versión que compartiremos EN VERSIÓN COMPLETA el próximo sábado, y en la entrada a continuación de ésta encontrarán también el argumento de la ópera

Los esperamos !!!!!


Argumento de ELIXIR DEAMOR

Lugar y época
Un pueblo de la Toscana, a comienzos del siglo XIX.

Argumento

Un breve preludio en dos partes nos introduce en el primer acto. La rica y encantadora Adina tiene dos pretendientes: el sencillo campesino Nemorino, que es demasiado tímido para confesarle su amor, y el sargento Belcore, que ha recibido la orden de hospedarse en la casa de Adina, a la que comienza a cortejar con impaciencia. Adina se burla del pobre Nemorino, que la ama fielmente y no puede sacarse de la cabeza una historia que le ha contado Adina y en la que se hablaba de un elixir de amor que procuró a un tal Tristán el amor de Isolda. Entonces llega el coche de un viajero destacado. Todos los habitantes del pueblo, curiosos, lo rodean. El coche pertenece a Dulcamara, un curandero que pregona a los cuatro vientos su fama y ofrece una multitud de extraños remedios. Nemorino le pregunta si no hay un elixir para el amor. Naturalmente que Dulcamara tiene uno. De todos modos cuesta todos los ahorros de Nemorino y tendrá efecto sólo 24 horas después (o sea, cuando el curandero se haya marchado del lugar). Sin embargo, los primeros efectos se producen de inmediato: el vino tinto común, pues no de otra cosa se trata, pone a Nemorino muy alegre. Canta y baila como nunca. De repente, deja de interesarse por Adina. Por eso ésta decide, por despecho y por aparentar, casarse de inmediato con el sargento Belcore.

Cuando aparece el notario, Adina declara repentinamente que ya no tiene prisa, a pesar de que su prometido debe irse a la guerra a la mañana siguiente. Nemorino está tan satisfecho con el elixir que quiere comprar otro frasco. Puesto que no tiene más dinero, Dulcamara se lo niega. Sin embargo, Nemorino, que ha espabilado, encuentra una solución: se alista en el ejército y con el dinero que recibe compra otro frasco. Adina se siente cada vez más atraída por él, sobre todo porque cree que Nemorino quiere ir a la guerra a causa de su indiferencia. Pero Nemorino se muestra más esquivo que antes, porque ahora cree firmemente en los efectos del elixir; incluso ha observado una lágrima oculta en los ojos de Adina.  A esa lágrima le canta un aria, en el estilo del bel canto, que se ha hecho famosísima: «Una furtiva lagrima».

Nemorino se asombra del éxito rotundo del elixir; todas las jóvenes se pelean por él, quieren estar en su compañía, lo agasajan. Se han enterado (antes que el mismo Nemorino) de que ha muerto su tío, que le ha dejado en herencia una gran fortuna. Por último, Adina, que todavía no sabe nada de la suerte de Nemorino, no puede quedarse como simple espectadora. Compra su libertad en el regimiento y se arroja en sus brazos para que no se marche a la guerra. Belcore se consuela rápidamente. Y el curandero hace el mejor negocio de su vida, pues todo el pueblo quiere poseer el extraordinario elixir de amor.





Auto caricatura
de Gaetano Donizetti

Libreto: Felice Romani (1788-1865) escribió un libreto  lleno de humor, ingenio e incluso con una buena dosis de significación más profunda.




Música: A pesar de que L'elisir d'amore se compuso al parecer en sólo trece días (el mismo Donizetti lo contaba con orgullo), se ha convertido en una pequeña obra maestra, en la que se manifiestan todas las buenas características del compositor (que no son pocas). Sus tiernas melodías conmueven al oyente, al igual que las de Bellini; muchas veces resplandece su ingenio como en Rossini (aunque sin su ironía); a menudo está formado ya el embrión del dramatismo de su sucesor, Verdi. Donizetti lo prueba aquí, quizá por primera vez de manera perfecta. En muchas escenas es ligero e ingenioso como Rossini, en otras es lírico y sentimental como Bellini.

viernes, 11 de octubre de 2013

LUCIA en Olivos



El miércoles 16 de octubre, a las 19 horas, los esperamos en el Salón Guillermo Manzon del Honorable Concejo Deliberante de Vicente López para compartir la proyección comentada de la ópera LUCIA DI LAMMERMOOR de Gaetano Donizetti, en la versión interpretada por la soprano rusa Anna Netrebko en el Metropolitan (New York)  en 2009




FRAGMENTOS DE LUCIA DI LAMMERMOOR

NATALIE DESSAY
interpretando la célebre escena de la locura


JOAN SUTHERLAND y
LUCIANO PAVAROTTI
en el dúo que cierra el Acto I

ANNA NETREBKO y
ROLANDO VILLAZÓN


ROLANDO VILLAZÓN
Acto III escena I

LUCIA DI LAMMERMOOR

Fanny Tacchinardi Persiani.jpgLucía de Lammermoor (título original en italianoLucia di Lammermoor) es un drama trágico en tres actos con música de Gaetano Donizetti y libreto en italiano de Salvatore Cammarano, basado en la novela The Bride of Lammermoor de Sir Walter Scott

Donizetti la escribió  en 1835, una época en la que varios factores llevaban a la cumbre de su reputación como compositor de ópera.Gioachino Rossini se acababa de retirar y Vincenzo Bellini había muerto poco después del estreno de Lucía dejando a Donizetti como "el único genio reinante de la ópera italiana". No sólo eran las condiciones ideales para el éxito de Donizetti como un compositor, sino que también había un interés europeo en la historia y la cultura de Escocia. Lo romántico de sus violentas guerras y enemistades, así como su folklore y su mitología, intrigaba a los lectores y las audiencias del siglo XIX. Sir Walter Scott había usado estos estereotipos en su novela La novia de Lammermoor, que inspiró varias obras musicales, además de Lucía.
La historia se refiere a Lucy Ashton (Lucía), una joven mentalmente frágil que se ve atrapada en la enemistad entre su propia familia y la de los Ravenswood. Se ambienta en la colinas Lammermuir de Escocia (Lammermoor) en el siglo XVII.
Fue estrenada en el Teatro de San Carlos en Nápoles el 26 de septiembre de1835. Donizetti revisó la partitura para una versión en francés, Lucie de Lammermoor, que se estrenó el 6 de agosto de 1839 en el Théâtre de la Renaissance en París.
Sin embargo, durante décadas Lucía se consideró como mera pieza de lucimiento para sopranos de coloratura y era una parte poco conocida del repertorio operístico. Después de la Segunda Guerra Mundial, un pequeño número de sopranos muy capaces revivieron la ópera en toda su gloria trágica original. Las más destacadas de ellas fueron primero Maria Callas (con interpretaciones desde 1952 y especialmente aquellas de La Scala y Berlín en 1954/55 bajo la batuta de Herbert von Karajan) y después Dame Joan Sutherland (con sus interpretaciones de 1959 en la Royal Opera House Covent Garden en 1959, que se repitieron en 1960)
File:Callas.jpg
MARIA CALLAS

Argumento


Tiempo: Finales del siglo XVII
Lugar: Escocia

Acto I


Escena primera: en los jardines del castillo de Ravenswood
Normanno, capitán de la guardia del castillo, acompañado por otros sirvientes, busca a un intruso. El capitán le cuenta luego a Enrico que sospecha que el intruso es Edgardo, y que viene al castillo para encontrarse con Lucia. Cuando se descubre que la sospecha de Normanno era cierta, Enrico confirma el odio que siente por la familia de Edgardo y su determinación por terminar la relación entre él y su hermana.
Escena segunda: una fuente en la entrada del parque, vecino al castillo.
Lucia espera a Edgardo. En su famosa aria, Regnava nel silenzio, Lucia le cuenta a su sirvienta, Alisa, que ha visto el fantasma de una niña asesinada en ese mismo lugar por un ancestro de los Ravenswood celoso. Alisa ve en esa aparición un mal presagio y advierte a Lucia que debe desistir de su amor. Entra Edgardo y explica que por razones políticas debe partir inmediatamente a Francia. Él confía en hacer las paces con Enrico y casarse con Lucia, pero ante las dudas de ella de que su hermano acepte esto, ambos juran un voto de matrimonio e intercambian anillos. Edgardo se marcha.

Acto II


Escena primera: las habitaciones de Lord Ashton, en el castillo de Ravenswood.

Diseño escénico para el Acto III, escena tercera de Francesco Bagnara, alrededor de 1844 (Civica Raccolta Stampe Bertarelli Milan)
Avanzan los preparativos para la inminente boda de Lucia y Arturo, y Enrico está preocupado por la decisión que pueda tomar Lucia en último momento. Para disipar sus dudas, le muestra una supuesta carta escrita por Edgardo que prueba que la ha olvidado y que tiene un nuevo amor. Enrico deja a Lucia en manos de Raimondo, su capellán y tutor, quien la intenta convencer de que renuncie a su compromiso con Edgardo por el bien de su familia, y de que se case con Arturo.
Escena segunda: una salón en el castillo
Arturo, el novio, llega para casarse. Lucía actúa extrañamente, pero Enrico intenta convencer a los demás de que se debe a la muerte de su madre. Arturo firma el contrato nupcial, y Lucia hace lo mismo pero reticente. Edgardo aparece repentinamente y amenaza a los presentes. Raimondo evita un enfrentamiento, y le muestra la firma de Lucia en el contrato dando al lugar al famoso sexteto de la ópera, clásico de la literatura lírica.Edgardo, indignado, la maldice y exige que se devuelvan mutuamente los anillos de compromiso. Lanza su anillo al suelo, antes de que le obliguen a abandonar el castillo.

Acto III


Escena primera: la torre Wolf's Crag
Enrico visita a Edgardo para retarlo a un duelo. Le menciona que Lucia ya está disfrutando la noche de bodas. Edgardo acepta el reto de pelear contra Enrico más tarde en el cementerio de los Ravenswood, cerca del Wolf's Crag.
Escena segunda: un salón en el castillo
Raimondo interrumpe las celebraciones de la boda para comentar a los invitados que Lucia se ha vuelto loca y ha matado a su novio Arturo. Entra Lucía. En el aria Il dolce suono se imagina con Edgardo a punto de casarse. Enrico aparece y al principio amenaza a Lucia pero luego se calma cuando se da cuenta de la locura de su hermana. Lucia cae. Raimondo culpa a Normanno por precipitar toda la tragedia.
Escena tercera: el cementerio de la familia Ravenswood
Edgardo se convence de dejarse matar por Enrico. Se entera de que Lucia se está muriendo y entonces llega Raimondo para decirle que ella ya ha muerto. Edgardo se apuñala esperando unirse con Lucia en el cielo.