jueves, 31 de mayo de 2012

EL 2 DE JUNIO VOLVEMOS A FLORES


Volvemos con la ópera a  Flores !!!

Con el auspicio de nuestros queridos amigos de la Asociación Cultural Toscana, regresamos al Centro Cultural Marcó del Pont para compartir un ciclo de proyecciones en el cual ofreceremos la obra de compositores italianos del siglo XIX y principios del siglo XX, tales como Rossini, Bellini, Donizetti, Verdi y Puccini, cuyas óperas  se encuentran entre las más famosas jamás escritas, y hasta el presente son representadas en los principales teatros de ópera de todo el mundo.
La ópera romántica, enfatizada en la imaginación y las emociones, comenzó a aparecer a principios del siglo XIX, y con sus arias y su música, le dio mayor dimensión a las emociones extremas, característica del teatro de esa era. Además, se dijo que la fina música a menudo excusaba las llamativas fallas en la definición de los personajes y las líneas argumentales.
Gioacchino Rossini (1792-1868) inició el período romántico. Los sucesores de Rossini en el «bel canto» italiano fueron Vincenzo Bellini (1801–35), Gaetano Donizetti (1797–1843), y son ellos tres los músicos que veremos en el primer encuentro del ciclo 2012 en el Centro Cultural Marcó del Pont, dedicado precisamente  a la etapa llamada “Siglo de Oro” de la ópera italiana


Algunos conceptos a tener en cuenta

Qué es la Ópera seria

Los poetas arcadianos introdujeron varios cambios al drama musical serio en Italia, incluyendo:
  • La simplificación de las tramas.
  • La eliminación de los elementos cómicos.
  • La reducción del número de arias.
  • La predilección por los argumentos extraídos de la era clásica o de la tragedia moderna francesa, en los cuales los valores de lealtad, amistad y virtud eran exaltados, y el poder absoluto del soberano era celebrado.
Con gran diferencia, el libretista con mayor éxito de la época fue Pietro Metastasio, cuyo prestigio se mantuvo hasta el siglo XIX. Pertenecía a la Academia de Arcadia y fue un firme seguidor de sus teorías. Un libreto de Metastasio era adoptado, a menudo, por veinte o treinta compositores, y las audiencias asirían a las presentaciones para memorizarlos.

Qué es la Ópera cómica

En el siglo XVII las óperas cómicas raramente se representaban y no se había establecido ninguna tradición estable. Hasta principios del siglo XVIII no surgió el género cómico de la Ópera buffa, nacido en Nápoles que se extendería por toda Italia después de 1730.
La Ópera buffa se diferencia de la Ópera Seria por:
  • La importancia dada a la acción en escena y la consecuente necesidad de seguir con la música los cambios en el drama, enfatizando la expresividad de las palabras.
  • La elección de cantantes que también fueran excelentes actores, capaces de interpretar el drama convincentemente.
  • La reducción en el uso de escenografía y maquinaria en escena, y en el número de intérpretes de la orquesta.
  • El empleo de un pequeño reparto de personajes (al menos en la forma corta de la ópera cómica conocida como el intermezzo) y tramas simples, un buen ejemplo sería La serva padrona de Pergolesi.
  • Libretos inspirados en la Comedia del Arte, con temas realistas, lenguaje coloquial y expresiones del argot.
  • El rechazo absoluto del virtuosismo vocal; tendencia a la incorrecta pronunciación de las palabras; frecuente presencia de tics rítmicos y melódicos; el uso de onomatopeya e interjecciones, en lo referente al canto.
En la segunda mitad del siglo XVIII la ópera cómica debió su éxito a la colaboración entre el libretista Carlo Goldoni y el compositor Baldassare Galuppi. Gracias a Galuppi, ésta adquirió mucha más dignidad que durante los días del intermezzo. Las óperas ahora se dividían en dos o tres actos, creando libretos para trabajos de mayor tamaño, que diferían significativamente de los principios de siglo en la complejidad de sus argumentos y en la psicología de sus personajes. Éstas ahora incluían algunas figuras serias en vez de caricaturas exageradas y las obras tenían tramas que se enfocaban en los conflictos entre clases sociales así como ideas autorreferenciales. El trabajo conjunto de Goldoni y Galuppi más famoso es, probablemente, Il filosofo di campagna (1754).
La colaboración entre Goldoni y otro famoso compositor, Niccolò Piccinni produjo otro nuevo género: la ópera semiseria. Ésta tenía dos personajes buffo, dos nobles y dos intermedios.
La farsa de un acto tuvo una influencia significativa en el desarrollo de la ópera cómica. Fue un tipo de drama musical considerado al principio como una versión condensada de una ópera cómica más larga, pero con el paso del tiempo se convirtió en un género por sí mismo. Se caracterizaba por: virtuosismo vocal, uso más refinado de la orquesta, la gran importancia dada a la producción, la presencia de malos entendidos y sorpresas en el curso del drama.

Los tres máximos exponentes del Siglo de Oro Italiano



Gioacchino Antonio Rossini

(Pésaro, actual Italia, 1792-París, 1868) Compositor italiano. Situado cronológicamente entre los últimos grandes representantes de la ópera napolitana (Cimarosa y Paisiello) y los primeros de la romántica (Bellini y Donizetti), Rossini ocupa un lugar preponderante en el repertorio lírico italiano gracias a óperas bufas como Il barbiere di Siviglia, La Cenerentola o L’italiana in Algeri, que le han dado fama universal, eclipsando otros títulos no menos valiosos.

Hijo de un trompetista del municipio de Pésaro que colaboraba con las orquestas de los teatros de la provincia, y de una soprano que llevó a cabo una corta carrera como seconda donna, la existencia de Rossini se vio ligada, desde la infancia, al universo operístico. Alumno del Liceo Musical de Bolonia desde 1806, en esta institución tuvo como maestro de contrapunto al padre Mattei y entró en contacto con la producción sinfónica de los clásicos vieneses, Mozart y Haydn, que ejercerían una notable influencia en la fisonomía instrumental de sus grandes óperas, de una riqueza tímbrica y de recursos (los célebres y característicos crescendi rossinianos) desconocidos en la Italia de su tiempo.
Tras varias óperas escritas según el modelo serio (Demetrio e Polibio, Ciro in Babilonia), ya en decadencia, y bufo (La cambiale di matrimonio, L’inganno felice), sin excesivas innovaciones, el genio de Rossini empezó a manifestarse en toda su grandeza a partir de 1813, año del estreno de Il signor Bruschino.
Dotado de una gran facilidad para la composición, los títulos fueron sucediéndose uno tras otro sin pausa (llegó a estrenar hasta cuatro obras en el mismo año). En París, ciudad en la que se estableció en 1824, compuso y dio a conocer la que iba a ser su última partitura para la escena, Guglielmo Tell (1829). A pesar de su éxito, el compositor abandonó por completo –cuando contaba treinta y siete años y por razones desconocidas– el cultivo de la ópera.

Gaetano Donizetti

Donizetti nació en el sótano de una casa, en Bergamo, en el año 1797. Hijo de Domenico Gaetano y Maria, tuvo la buena fortuna de haber sido acogido por Johann Simon Mayr, Maestro di Capella de la ciudad de Lombard, quien lo educó, protegió y lo envió a estudiar música bajo la instrucción del renombrado Padre Stanlislao Mattei en Bologna.

Deslumbrado por esta transformación y al principio devoto de la música religiosa, el joven Donizetti sólo soñaba con presentarse en un escenario. Tal vez desconfiando de su destino, comenzó lentamente a abandonar las formas, las farsas y los trabajos poco serios con los cuales inició su carrera operística. Establecido en Nápoles desde 1822, entre 1820 y 1830 él infatigablemente intentó ofrecer todo tipo de óperas en la península, a veces con éxitos fugaces como Zoraida di Granata (1822) y La zingara (1822)], otras veces con miserables fracasos como Chiara e Serafina (1822) y Alfredo il grande (1823)], pero siempre implacablemente profesionales. Gaetano jamás dejaba ningún detalle sin retocar.
Comunicativo, bondadoso y pródigo, Donizetti estuvo siempre en su escritorio, indiferente o inconsciente de los celos que lo rodeaban, en un año escribió dos o tres óperas de un alto perfil, junto con cantatas, misas y motetes, satisfaciendo exitosamente cada encargo. Los napolitanos orgullosos de haber escrito algunas de las canciones más populares de aquella época lo consideraban como uno de los menos favoritos, por el simple hecho de ser “extranjero”. A lo largo de su estadía, tuvo que enfrentarse a situaciones injustas que alcanzaron el clímax cuando falleció su mujer, entre ellas la negativa a que sus mejores óperas sean puestas en escena en el San Carlo debido a las muertes y desastres ocurridos cuando el gobierno de Nápoles intentó contener la marea del drama romántico asustando a los disturbios públicos. Otro de los problemas que debió enfrentar fue el constante rechazo a que tomara el puesto de Director del Conservatorio. De esta época resaltan Le fille du regiment y el drama Anna Bolena.
Por estos motivos, Donizetti determinó marcharse de Italia. Así, en 1838, Nápoles perdió al compositor cuyas deslumbrantes óperas habían formado parte de los mayores éxitos de dicha época: L’elisir d’amore (1832), La favorita (1833), Lucrezia Borgia (1833), Maria Stuarda (1834) sobre cuya música Donizetti fue obligado a anexar un texto menos inquietante, Roberto Devereux (1837) y, superior a todas las anteriores, Lucia di Lammermoor (1835), la ópera que obtuvo mayor éxito que ninguna otra. En 1843, llegó a París la última y más momentánea comedia del compositor: Don Pasquale, la cual no sólo alcanzó el éxito con un elenco sin igual (Grisi, Mario, Tamburini, Lablache) sino que también tuvo el honor de ser integrada a la gran tradición italiana de óperas cómicas.

Fue también una despedida para el compositor, pues durante décadas él había estado sufriendo de fiebre continua, dolores de cabeza y náuseas, acompañadas de una arritmia cerebral. En 1845 sobrevino una parálisis seguida de demencia. Hasta su muerte en 1848, permaneció aislado por voluntad propia y testarudez.

Vincenzo Bellini
Vincenzo Salvatore Carmelo Francesco Bellini nació en  Catania, Sicilia, Reino de las Dos Sicilias, el 3 de noviembre de 1801 , y falleció en Puteaux, Francia, 23 de septiembre de 1835.
Hijo del organista Rosario Bellini, recibió las primeras lecciones de música de su padre y de su abuelo, Vincenzo Tobia. Bellini fue un niño prodigio y cuenta la leyenda que a los dieciocho meses era capaz de cantar un aria de Valentino Fioravanti, que comenzó a estudiar teoría musical a los dos años de edad, piano a los tres y que a los cinco era capaz de tocarlo con soltura. Su primera composición data de cuando tenía seis años.
Con una beca que le proporcionó el Duque de San Martino ingresó en Colegio de San Sebastián de Nápoles, donde estudió armonía con Giovanni Furno, contrapunto con Giacomo Tritto y composición con el célebre Nicola Zingarelli.
Compuso música sacra (motetes, misas, etc.), de cámara, un famoso concierto para oboe y sinfónica, pero es la ópera el género musical que le dio fama. Compuso para virtuosos del bel canto, expresión lírica que exige una gran precisión y agilidad vocal. Intentó minimizar las diferencias clásicas entre las partes cantadas y recitadas —arias y recitativos—, manteniendo la tensión dramática.
El estreno de su primera ópera, Adelson e Salvini, se produjo en 1825. Domenico Barbaia, director del Teatro de San Carlos de Nápoles y de La Scala de Milán, se interesó por ella, encargándole varias obras posteriormente.
Su obra más difundida es Norma, en la que destaca la muy célebre aria Casta Diva, donde se conjuntan la gravedad clásica con un apasionamiento muy romántico en la expresión, siendo éste uno de los grandes roles para soprano dentro del repertorio. Durante el siglo XX destacaron en este papel María Callas, que fue la más famosa Norma del siglo; y Joan Sutherland quien recuperó el carácter puramente belcantista del papel, enterrado por los excesos veristas de las generaciones de cantantes anteriores.
Luego de tratar de introducirse en el ambiente operístico de Londres con escasa resonancia, Bellini se retiró a París. En Francia le sorprendió la muerte a los 34 años, tras una breve enfermedad.
Su producción operística abarca

DELFINA POTT EN LA GALERIA DE ARTZONE

Delfina Pott, pianista y dibujante ( 7 años recién cumplidos) nos hizo llegar este magnífico gato para la galería de ArtZone . Atención a esta joven y prometedora artista

lunes, 28 de mayo de 2012

SIGLO DE ORO ITALIANO EN FLORES




El sábado 2 de junio a las 16.30 hs. tenemos el agrado de invitarlos a la reapertura del ciclo de ópera organizado por la Asociación Cultural Toscana en el Centro Cultural Marcó del Pont , Artigas 202 , Flores. Como siempre, proyectaremos ópera en DVD con elencos de primer nivel , las cuales serán comentadas por la prof. Elizabeth Ryske.
En el primer encuentro del ciclo 2012 ofreceremos "EL SIGLO DE ORO ITALIANO", una recorrida a través de obras de Donizetti, Bellini y Rossini para apreciar la evolución del género durante el período  del bel canto . La entrada es libre  y gratuita, pero se agradecerá la colaboración espontánea del público asistente para asi ayudar a la continuidad de las actividades culturales organizadas por la Asociación. 
Se ruega a los asistentes llegar unos minutos antes para poder comenzar puntualmente

domingo, 13 de mayo de 2012

Argumento de "Los Cuentos de Hoffmann"


Sinopsis

Lugar: Nüremberg (prólogo y epílogo), París, Münich y Venecia.
Tiempo: siglo XIX.
El orden original de Offenbach es: Prólogo–Olympia–Antonia–Giulietta–Epílogo, que se ha recuperado recientemente, pues durante mucho tiempo se ha representado con el acto de Giulietta como II y el de Antonia como III.

Prólogo

Taberna de Luther en Nüremberg.
La Musa revela a la audiencia que su propósito es atraer la atención de Hoffmann sobre sí misma, y hacer que él abjure del resto de sus amores, de manera que él pueda dedicarse plenamente a ella: la poesía. Entra el consejero Lindorf, la primera de las representaciones del mal en la ópera, la némesis de Hoffmann. Soborna a Andrés, para que le dé una carta, que la prima donna Stella ha enviado a Hoffmann, junto con la llave de la habitación. El consejero Lindorf es la primera de las representaciones del mal en la ópera, la némesis de Hoffmann. Lindorf pretende reemplazar a Hoffmann en el encuentro. Lindorf canta el aria Dans les rôles d'amoureux langoureux - "En los papeles".
Entra un grupo de estudiantes, entre ellos Hoffmann y Nicklausse. Hoffmann, al principio tiene un aire reflexivo, pues acaba de oír a Stella cantando en Don Giovanni. Respondiendo a las peticiones de los circunstantes, canta S. y Cr. Il ètait une fois à la cour d'Eisenach - "Érase una vez en la corte de Eisenach-, una historia cómica sobre un enano, Kleinzach, pero su inspiración romántica le lleva, en medio de la canción, por otro camino, y canta su afán en pos del amor. Poco después Hoffmann ve a Lindorf, que se burla de él; Hoffmann reconoce en Lindorf las fuerzas del mal, que siempre le han acosado, y ambos intercambian insultos.
Los estudiantes se interesan por las historias de amor de Hoffmann. Desatendiendo el aviso de Luther de que el telón va a levantarse para el siguiente acto de la ópera, Hoffmann empieza a hablar de sus tres amores: "El primero se llamaba Olimpia".

Acto I

Salón en casa de Spalanzani.
El primer amor de Hoffmann es Olimpia, una autómata creada por el científico Spalanzani. Hoffmann se enamora de ella, sin saber que es una muñeca mecánica (Allons! Courage et confiance...Ah! vivre deux! - "¡Vaya! Valor y confianza... ¡Ah! ¡Vivir juntos!"). Entra Nicklausse y advierte a Hoffmann que el único interés de Spalanzani es la ciencia y que construye muñecas que parecen vivientes: Une poupée aux yeux d'émail - "Una muñeca con los ojos de esmalte"). Pero Hoffmann se niega a creer lo que le dicen.
Entra Coppelius, que ha creado a Olimpia junto a Spalanzani, y es la encarnación de Némesis en este acto. Vende a Hoffmann gafas mágicas que hacen que Olympia parezca una mujer real (J'ai des yeux - "Tengo ojos"). Regresa Spalanzani, y, sin ser oído por Hoffmann, Coppelius le reclama la parte que le corresponde de lo que Spalanzani ha ganado o gane con Olimpia, pues los ojos los hizo Coppelius. Spalanzani paga a Coppelius con un cheque librado contra un banquero que está en bancarrota. El inventor se marcha a cobrarlo.
Llegan ahora los invitados para la presentación de Olimpia. Spalanzani anuncia que Olimpia va a cantar con acompañamiento de arpa. Se trata de la "Canción de la muñeca", Les oiseaux dans la charmille - "Los pájaros en la enramada"-, un aria de coloratura que es una de las más famosas de la ópera. Olimpia se para de vez en cuando, y Spalanzani tiene que darle cuerda para poder continuar.
Se marchan los invitados a cenar y Hoffmann, a solas con Olimpia, le canta amorosamente. Él toma su mano y ella se levanta y sale rápidamente de allí. Entra Nicklausse y sutilmente intenta advertir a su amigo (Voyez-la sous son éventail), pero Hoffmann se niega a escucharlo. Llega ahora Coppelius; ha comprobado que el cheque de Spalanzani no tiene valor y viene dispuesto a vengarse; se ocutla. Vuelven los invitados y el baile comienza de nuevo. Hoffmann toma a Olimpia por pareja; danzan durante un rato, pero la muñeca gira cada vez con más rapidez Hoffmann está exhausto y aturdido. Cae al suelo y sus gafas se rompen. Al mismo tiempo, Coppelius aparece y se lleva a Olimpia, como castigo porque Spalanzani le ha birlado sus honorarios; se oye un ruido de maquinaria rota: Coppelius ha destrozado a Olimpia. Hoffmann, horrorizado, se da cuenta entonces de que se había enamorado de una autómata; los invitados se burlan de él.

Acto II

Nota: aquí se señala como Acto II el episodio de Antonia, siguiendo el orden inicial de Offenbach.
Habitación en casa de Crespel, en Münich.
Antonia ha heredado de su madre su bella voz; sentada ante un clave, canta una triste canción: Elle a fui, la tourterelle - "Ha huido la tortolita". Crespel, su padre, entra y le recuerda su promesa de no cantar, pues padece tisis, que se agrava si canta. Antonia se marcha, después de renovar su promesa. Crespel ordena a su criado Franz, que es sordo, que permanezca con su hija y no deje entrar a nadie en la casa. Cuando se marcha, Frantz canta Jour et nuit - "Día y noche"-, una canción cómica.
Entra Hoffmann acompañado de Nicklausse; han estado buscando a la joven Antonia desde hace meses, pues Hoffmann está enamorado de ella. Sale Antonia y así vuelven a reunirse los amantes; ella le cuenta que le han prohibido cantar, pero él insiste en que lo haga; ella se pone ante el clave y ambos cantan el dúo que había iniciado Hoffmann (C'est une chanson d'amour). Al final ella desfallece y al oír a su padre se marcha a su habitación, mientras Hoffmann se esconde.
Crespel regresa, llega el doctor Miracle, la Némesis de este acto, quien fuerza a Crespel a dejarle curar a Antonia, a pesar de que este sospecha que mató a su esposa. Hoffmann escucha la conversación y así descubre que Antonia puede morir si canta demasiado. Por artes mágicas diagnostica la enfermedad de Antonia en ausencia de la paciente, y a pesar de las ásperas protestas de Crespel, receta el remedio. Y como si oyera el mandato de Miracle, Chantez ("Cantad"), Antonia escucha entre bastidores su propia voz. Miracle no se inmuta ante los furiosos intentos de Crespel pero éste, al final, logra echarlo de allí.
Antonia vuelve y se encuentra a Hoffmann solo. Éste hace prometer a su amada que debe olvidar sus sueños de llegar a ser una gran cantante. A regañadientes, Antonia accede al deseo de su amante (Je ne chanterais plus - "Yo no cantaré más"). Una vez que Antonia se queda sola, reaparece el doctor Miracle como por arte de magia y dice que un talento como el de Antonia no debe perderse, que Hoffmann está sacrificándola ante su brutalidad y que la ama sólo por su belleza. Con poderes místicos, el doctor Miracle dota de vida al retrato de la madre de Antonia, que le habla a la muchacha, ordenándole que cante, mientras Miracle toca endiabladamente el violín. Al final, Miracle desaparece en la tierra, el retrato recobra su forma natural y Antonia cae el suelo agonizando (Trío: Tu ne chanteras plus?... Chère enfant - "¿Tú no cantarás más?... Querida niña").
Crespel entra y habla con su hija antes de que muera. Cuando aparece Hoffmann, Crespel quiere matarlo, creyendo que es el causante de la muerte de Antonia. Nicklausse va a llamar a un médico y Miracle aparece como respuesta a la llamada.

Acto III

Salón de fiestas de un palacio en Venecia.
Nicklausse y la cortesana Giulietta cantan la famosa barcarola con la concurrencia de un numeroso grupo de asistentes (Belle nuit - "Bella noche"). Hoffmann canta un alegre brindis (Amis, l'amour tendre et rêveur - "Amigos, el tierno amor"). Quedan solos Nicklausse y Hoffmann; Nicklausse advierte a su amigo que no cometa locuras.
Entra Dapertutto, la encarnación del mal en este acto. Cuando se queda a solas, saca un diamante que ha prometido a Giulietta si consigue que Hoffmann le entregue su imagen en un espejo (Scintille, diamant - "Brilla, diamante"). Aparece Giulietta y Dapertutto le pide que cautive a Hoffmann, para que él a su vez pueda capturar su alma robando su imagen en el espejo. Ella acepta.
Entra Schlemil con Pittichinaccio, Nicklausse, Dapertutto y otras personas. El celoso Schlemil (cfr. Peter Schlemiel para un precedente literario) es una víctima anterior de Giulietta y Dapertutto (le dio a Giulietta su sombra). Schlemil desafía al poeta a un duelo, pero resulta muerto. Nicklausse quiere llevarse a Hoffmann lejos de Venecia y sale a buscar los caballos. Mientras tanto, Hoffmann se encuentra con Giulietta y no puede resistirse a ella (O Dieu! de quelle ivresse): le entrega su reflejo, sólo para ser abandonado por la cortesana, para gran placer de Dapertutto. Hoffmann le dice a Dapertutto que su amigo Nicklausse vendrá y lo salvará. Dapertutto prepara un veneno para librarse de Nicklausse, pero lo bebe Giulietta por error y cae muerta en los brazos del poeta (Escena: Que vais-je faire? - "¿Qué voy a hacer?").

Epílogo

La taberna de Luther.
Hoffmann dice a sus amigos que sus relatos han terminado. Jura que nunca más amará, y que Olimpia, Antonia y Giulietta son tres facetas de la misma persona, Stella. Los estudiantes se marchan, dejando a Hoffmann caído sobre la mesa, totalmente borracho. Nicklausse se revela como la Musa su dueña (Escena: Et moi, la fidèle amie? - "¿Y yo, la fiel amiga?") y le pide a Hoffmann: "¡Renace como poeta!". En este momento, Stella, que se ha cansado de esperar a Hoffmann, entra en la taberna y lo encuentra borracho. Lindorf, que está esperando entre las sombras, se adelanta. Nicklausse explica a Stella que Hoffmann ya no la ama más, que el consejero Lindorf la está esperando. Hoffman se despide del amor: Adieux! Je ne veux pas te suivre - "¡Adiós! No deseo seguirte"). Algunos estudiantes entran en la habitación para seguir bebiendo, mientras Stella y Lindorf se marchan juntos.

Los Cuentos de Hoffmann




(título original en francés, Les contes d'Hoffmann)


Es una ópera en tres actos, con prólogo y epílogo, música de Jacques Offenbach y libreto en francés de Jules Barbier. Se basa en una obra que el propio Barbier y Michel Carré habían escrito sobre cuentos de E. T. A. Hoffmann. El propio Hoffmann es un personaje de la ópera, como él mismo hacía en muchas de sus historias.
Barbier, junto con Michel Carré, había escrito una obra, Les contes fantastiques d'Hoffmann ("Los cuentos fantásticos de Hoffmann"), producida en el Teatro Odeón de París en 1851, que Offenbach había visto.
Los cuentos en los que se basa la ópera son Der Sandmann (1816), Rath Krespel ("Consejero Krespel", también conocido en inglés como "The Cremona Violin", esto es, "El violín de Cremona", 1818), y Das verlorene Spiegelbild ("El reflejo perdido") de Die Abendteuer der Sylvester-Nacht (Las aventuras de Nochevieja, 1814). El aria de la "Chanson de Kleinzach" en el prólogo se basa en el cuento "Klein Zaches, genannt Zinnober" (1819).

 

La ópera se representó, con cortes, en la casa de Offenbach, 8 Boulevard des Capucines, el 18 de mayo de 1879, con Madame Franck-Duvernoy en los papeles de soprano, Auguez como Hoffmann (barítono) y Émile-Alexandre Taskin en los cuatro papeles de villano, con Edmond Duvernoy en el piano y un coro dirigido por Albert Vizentini. Offenbach murió el 5 de octubre de 1880, dejando la obra inacabada. Ernest Giraud (1837-1892) emprendió su orquestación y también le añadió los recitativos, de manera semejante a lo que hizo con Carmen de Bizet. Se estrenó en la Opéra-Comique de París, el 10 de febrero de 1881, sin el acto de Giulietta.
La ópera alcanzó su representación número 100 en la Salle Favart el 15 de diciembre de 1881, pero el fuego en la Opéra-Comique en 1887 destruyó las partes orquestales, y no se vio de nuevo en París hasta 1893 en la Salle de la Renaissance du Théâtre-Lyrique cuando tuvo 20 representaciones.
Una nueva producción de Albert Carré (incluido el acto de Venecia) se montó en la Opéra-Comique en 1911, con Léon Beyle en el rol titular y Albert Wolff dirigiendo; permaneció en el repertorio hasta la Segunda Guerra Mundial, alcanzando 700 representaciones de la obra en el teatro. Después de una grabación por intérpretes de la Opéra-Comique en marzo de 1948 Louis Musy creó la primera producción de posguerra en París, dirigida por André Cluytens. La Ópera de París representó por vez primera la obra en octubre de 1974, dirigida por Patrice Chéreau con Nicolai Gedda en el rol titular.
La versión en cuatro actos con recitativos se representó en el Ringtheater de Viena el 7 de diciembre de 1881, aunque se produjo una explosión de gas y fuego en el teatro después de la segunda representación. Fuera de Francia, la obra se montó en Ginebra, Budapest, Hamburgo, Nueva York y México en 1882, Viena (Theater an der Wien), Praga y Amberes en 1883 y Lvov y Berlín en 1884. Otros estrenos locales son el de Buenos Aires en 1894 y San Petersburgo en 1899. En España se representó por primera vez en 1905, en el Teatro Eldorado de Barcelona, cantada en español. A Londres llegó en 1910. En 1924 se estrenó en el Gran Teatre del Liceu, donde se ha repuesto en repetidas ocasiones. En Madrid se representó en el Teatro de la Zarzuela en 1988. En 2006 se ha estrenado en el Teatro Real de Madrid. Los cuentos de Hoffmann forma parte del repertorio operístico, se han realizado algunas grabaciones y se suele interpretar con regularidad. En las estadísticas de Operabase aparece la n. º 30 de las cien óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 2. ª en Francia y la primera de Offenbach.
En épocas recientes se ha manifestado en los teatros de ópera una tendencia a eliminar los recitativos y a sustituirlos por diálogos hablados, como era la intención de Offenbach. Por otra parte, aunque se vienen dando los tres actos en el orden Olympia-Giulietta-Antonia, la intención de Offenbach fue, como queda claro por las referencias en el prólogo y en el epílogo, que la última fuese Giulietta. En varias ocasiones se ha representado de este modo.
Idealmente, las tres intérpretes, que no son sino diferentes encarnaciones de los amores de Hoffmann, deberían ser interpretadas por la misma cantante, lo que no siempre ha ocurrido. Pero es normal, en los mismos supuestos dramáticos, que los cuatro papeles de "villano" (Lindorf, Coppelius, Miracle y Dapertutto) sean interpretados por el mismo barítono, ya que los cuatro son encarnaciones diferentes del mismo genio del mal que en cada ocasión frustran a Hoffmann. Algunos otros papeles pueden ser doblados.
 

Ediciones

Offenbach no vivió para ver su ópera representada. Murió el 5 de octubre de 1880, cuatro meses antes de su estreno, pero después de completar la partitura para piano y orquestar el prólogo y el primer acto. Como resultado, pronto aparecieron diferentes ediciones de la ópera, algunas con poca semejanza con la obra auténtica. La versión interpretada en el estreno de la ópera fue la de Ernest Guiraud, quien completó la partitura de Offenbach y escribió recitativos. A lo largo de los años nuevas ediciones han seguido apareciendo, aunque el énfasis, particularmente desde los años setenta, se ha puesto en la autenticidad. En este aspecto, un hito fue la edición de Michael Kaye del año 1992, pero luego música auténtica adicional se encontró y publicó en 1999. Finalmente, en el año 2011, parece que hay dos editoriales rivales — una francesa, otra alemana — están a punto de emitir una edición conjunta reflejando y reconciliando la investigación de las últimas décadas. Cuando aparezca, como parte de una gran "Edición Offenbach," puede que se esté lo más cerca posible de unos Cuentos de Hoffmann definitivos. Aquí hay las "variables" de edición que han acosado a la ópera desde que Offenbach murió:
  • Adición de música extra no escrita por Offenbach.
Normalmente los directores eligen entre dos arias en el acto de Giulietta:
"Scintille, diamant", basada en una tonada de la obertura de la opereta de Offenbach "Viaje a la Luna" e incluida por André Bloch para una producción en Mónaco en 1908.
El Sexteto (a veces llamado Septeto, contando el coro como un personaje) de origen desconocido, pero conteniendo elementos de la Barcarola.
  • Cambios de la secuencia de los actos.
Los tres actos, contando diferentes historias de la vida de Hoffmann, son independientes (con la excepción de una mención a Olympia en el acto de Antonia) y pueden fácilmente ser cambiados sin que afecte al conjunto de la historia. El orden de Offenbach fue Prólogo–Olympia–Antonia–Giulietta–Epílogo, pero durante el siglo XX, la obra normalmente se representó con el acto de Giulietta precediendo al de Antonia. Sólo recientemente se ha restaurado el orden original, e incluso ahora la práctica no es universal. La razón general para el cambio es que el acto de Antonia está más logrado musicalmente.
  • Numeración de los actos.
La numeración de los actos es objeto de controversia. El estudioso alemán Josef Heinzelmann, entre otros, se inclina por numerar el Prólogo como Acto I, y el Epílogo como Acto V, con Olympia como Acto II, Antonia como Acto III y el de Giulietta como Acto IV.
  • Cambios en la propia obra.
A veces la ópera se representó (por ejemplo en el estreno en la Opéra-Comique) sin todo el acto de Giulietta, aunque la famosa barcarola de aquel acto fue insertado en el acto de Antonia, y el aria de Hoffmann "Amis! l'Amour tendre et rêveur" se insertó en el Epílogo. En 1881, cuando la ópera se representó por vez primera en Viena, el acto de Giulietta fue restaurado, pero modificado de manera que la cortesana no muriera al final por un envenenamiento accidental, pero sale en una góndola acompañada por su servidor Pitichinaccio. Este final ha sido el preferido desde entonces casi sin excepción.
  • Diálogo hablado frente a recitativos.
Debido al género de opéra-comique, la partitura original contenía mucho diálogo que ha veces se ha reemplazao por recitativos, y esto alargaba la ópera tanto que algunos actos se eliminaron (véase más arriba).
  • El número de cantantes interpretando.
Offenbach pretendía que los cuatro papeles de soprano se interpretaran por la misma cantante, pues Olympia, Giulietta y Antonia son tres facetas de Stella, el amor inalcanzable de Hoffmann. De manera semejante, los cuatro villanos (Lindorf, Coppélius, Miracle, y Dapertutto) sería interpretados por el mismo bajo-barítono, porque todos son manifestaciones del mal. Mientras que doblar los cuatro villanos es algo bastante habitual, en la mayor parte de las representaciones de la obra usan diferentes cantantes para los amores de Hoffmann. Esto se debe a que se requieren diferentes habilidades para cada papel: Olympia requiere una dotada cantante de coloratura con estratosféricas notas altas, Antonia está escrita para una voz más lírica, y Giulietta es interpretada normalmente por una soprano dramática o una mezzosoprano. Cuando los tres papeles (cuatro si se incluye el papel de Stella) son interpretados por una sola soprano en una representación, se considera uno de los mayores desafíos en el repertorio de coloratura-lírico. Entre las sopranos que han cantado los tres papeles se encuentran Karan Armstrong, Vina Bovy, Edita Gruberová, Fanny Heldy, Catherine Malfitano, Anja Silja, Beverly Sills, Ruth Ann Swenson, Carol Vaness, Ninon Vallin y Virginia Zeani. Josephine Barstow, Elizabeth Futral, Elena Moșuc y Joan Sutherland han interpretado los cuatro papeles.

Una versión reciente incluyendo la música auténtica de Offenbach ha sido reinstalada por Jean-Christophe Keck, investigador francés especialista en Offenbach. Una exitosa representación de esta versión se produjo por la Ópera de Lausana (Suiza). Sin embargo, la mayor parte de los productores siguen prefiriendo la versión tradicional publicada por Editions Choudens, con añadidos de una versión preparada por Fritz Oeser, por razones económicas. Otra edición reciente por Michael Kaye se ha representado en la Ópera Nacional de Lyon y la Ópera Estatal de Hamburgo con Elena Moşuc cantando los papeles de Olympia, Antonia, Giulietta, y Stella en la producción de 2007. Está disponible una explicación completa de las diferentes versiones, así como una traducción del libreto al inglés e IPA y traducción al inglés de las fuentes literarias. 

La barcarola

El número más famoso de la ópera es la "Barcarolle" (Belle nuit, ô nuit d'amour), que se interpreta en el Acto II. Curiosamente, el aria no fue escrita por Offenbach pensando en Los cuentos de Hoffmann. La escribió como "Canción de los elfos" en la ópera Die Rheinnixen (Las hadas del Rin), que se estrenó en Viena el 8 de febrero de 1864. Offenbach murió con Los cuentos de Hoffmann inacabados. Ernest Guiraud completó la partitura y escribió los recitativos para el estreno. También incorporó este extracto de una de las tempranas y largo tiempo olvidadas óperas de Offenbach, en la nueva ópera. La barcarola inspiró al compositor inglés Kaikhosru Shapurji Sorabji para escribir su Passeggiata veneziana sopra la Barcarola di Offenbach (1955–56). Moritz Moszkowski también escribió una transcripción para virtuoso. La barcarola se ha usado en muchas películas, incluyendo La vida es bella y Titanic. También proporcionó la melodía para la interpretación de Elvis Presley de la canción "Tonight Is So Right For Love" en la película G.I. Blues (1960). 



domingo, 6 de mayo de 2012

OPERA EN EL CONCEJO DELIBERANTE

Como todos los meses los invitamos a acompañarnos para disfrutar este mes de Los Cuentos de Hoffmann. Recuerden que el horario de invierno es a las 18 hs. Los esperamos.