Ismail Pachá, jedive de Egipto, encargó a Verdi una ópera para representarla en enero de 1871, pagándole para ello 150.000 francos,pero el estreno se retrasó debido a la Guerra Franco-Prusiana. Un erudito ha señalado que la idea fue pergeñada por Temistocle Solera y no por Auguste Mariette. El libreto de Metastasio Nitteti (1756) fue una fuente principal de la trama
En contra de la creencia popular, la ópera no se escribió para conmemorar la inauguración del Canal de Suez en 1869, ni tampoco para el Teatro de Ópera del Jedive (que se abrió con el Rigoletto
de Verdi) en el mismo año. A Verdi le pidieron componer una oda para la
apertura del Canal, pero declinó la petición arguyendo que no escribía
"piezas ocasionales", pero comenzó a barajar la idea de componer una ópera. Pachá intentó convencer nuevamente a Verdi, e incluso a Gounod o Wagner, abriendo la posibilidad de componer una ópera. Cuando Verdi leyó el argumento escrito por Auguste Mariette lo consideró como una buena opción y finalmente aceptó el encargo el 2 de junio de 1870.
Verdi originalmente eligió no escribir una obertura para la ópera,
sino meramente un breve preludio orquestal. Luego compuso una obertura
de la variedad popurrí
para reemplazar al preludio original. Sin embargo, al final decidió que
no se interpretara la obertura debido a su -en sus propias palabras-
"insipidez pretenciosa". Esta obertura, que no se usa normalmente hoy,
se ofreció en una insólita interpretación por Arturo Toscanini y la Orquesta Sinfónica de la NBC el 30 de marzo de 1940, que nunca se lanzó comercialmente.
Aida tuvo gran éxito cuando finalmente se estrenó en El Cairo el 24 de diciembre de 1871. Verdi se acercó al género de la Grand Opéra,
creando una obra espectacular, de gran despliegue escénico (grandes
coros y escenas, efectos especiales). La representación fue grandiosa.
El vestuario, los accesorios y el escenario para el estreno fueron
diseñados por Auguste Mariette.
La corona que ceñía Amneris era de oro macizo y las armas de Radamés de
plata. Fueron sus protagonistas la soprano Antonietta Pozzoni (Aída),
el tenor Pietro Mongini (Radamés), la mezzosoprano Eleonora Grossi
(Amneris) y el barítono Francesco Steller (Amonasro) entre otros. Verdi
había escrito el papel de Aida para la voz de Teresa Stolz, quien lo cantó por vez primera en el estreno milanés. Verdi había pedido al prometido de Teresa, Angelo Mariani, que dirigiera el estreno en El Cairo, pero él declinó la oferta, de manera que se encargó de ello Giovanni Bottesini. Aunque Verdi no acudió al estreno en El Cairo, estuvo muy insatisfecho
con el hecho de que la audiencia estuviera formada por dignatarios,
políticos y críticos, pero no miembros del público en general. Por lo
tanto consideró el estreno en Italia (y por lo tanto en Europa), que
tuvo lugar en La Scala de Milán el 8 de febrero de 1872, y en el que se implicó intensamente en cada etapa, como su estreno real. La Amneris de Milán, Maria Waldmann, fue su favorita en el papel y le pidió que lo repitiera varias veces.
Aida fue recibida con gran entusiasmo en su estreno milanés.
La ópera pronto se representó en los principales teatros de ópera por
toda Italia
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