ACTO I
Es importante entender que durante este acto, Wagner juega con los nombres e identidades de los personajes. La programación revela los nombres de algunos de los personajes, pero Wotan, Sigmundo (Siegmund, nombre que significa 'protector de la victoria o escudo') y Siglinda (Sieglinde, cuyo nombre significa 'victoria apacible') no revelan los suyos hasta la parte más tensa de este acto.
Durante una tormenta muy violenta, Sigmundo busca refugio en la casa del guerrero Hunding. Éste no se encuentra en su aposento, por lo cual Siglinda, la muy descontenta esposa de Hunding, es quien recibe a Sigmundo. Éste cuenta a Siglinda que está huyendo de sus enemigos. Luego proceden a beber hidromiel y Sigmundo se prepara para irse, ya que revela que parece que la mala fortuna lo persigue. Siglinda le ruega que se quede y le comenta que no puede llevar mala fortuna a la "casa en donde la mala suerte ya habita".
Cuando Hunding regresa a su hogar piensa dos veces antes de ofrecerle posada a Sigmundo, aunque por tradición se ve obligado a dársela. Siglinda se siente cada vez más fascinada por el huésped y le pide que le cuente la historia de su vida. Sigmundo empieza a narrar que en un viaje a casa junto a su padre encontró a su madre muerta y que su hermana melliza había sido secuestrada. Luego viajó con su padre hasta que ambos tomaron distintos caminos. Un día Sigmundo se topó con una niña que estaba siendo obligada a casarse y luchó contra los parientes de la niña. Las armas de Sigmundo fueron dañadas y la niña murió, por lo cual tuvo que huir y buscar refugio en la casa de Hunding. En un inicio, Sigmundo no revela su nombre y se hace llamar Wehwalt(que en español se traduce como lleno de aflicciones o desgraciado).
Una vez Sigmundo termina su relato, Hunding revela que él es una de las personas que estaba persiguiendo al guerrero. Hunding permite que Sigmundo se quede una noche más, pero al amanecer deberán luchar uno contra otro. Hunding se retira con Siglinda, ignorando las preocupaciones de su esposa. Sigmundo lamenta su mala fortuna y recuerda la promesa que su padre le había hecho: que encontraría una espada cuando más la necesitara.
El final del Acto I en la producción del año 1876.
Siglinda regresa y revela que puso un tipo de droga en la bebida de Hunding para que se durmiera profundamente y luego revela que ella se había visto obligada a casarse con Hunding. Durante el banquete de bodas, un hombre de edad avanzada había aparecido y había ensartado una espada en el tronco de un fresno; ni Hunding ni sus compañeros habían podido sacar la espada del árbol. Siglinda revela su atracción por aquel héroe que pudiera sacar la espada y liberarla. Sigmundo expresa su amor por Siglinda y ella lo corresponde, y ella se esfuerza por comprender su reconocimiento de él, ella se da cuenta de que está en el eco de su propia voz, y el reflejo de su imagen, que ella ya conoce. Sigmundo revela que el nombre de su padre era Wälse, y ella le declara que él es Siegmundo, y que el Caminante le había dejado la espada a él.
Sigmundo ahora libera fácilmente la espada y ella le dice que es Siglinda, su hermana melliza. Éste nombra la espada Nothung (o "necesaria", pues es el arma que él necesita para su próxima lucha con Hunding). Mientras termina el acto, él la llama "esposa y hermana", y se la lleva con él en un apasionado fervor, huyendo de la casa de Hunding.
ACTO II
Wotan se encuentra en una montaña rocosa con Brunilda, su hija
walkyria. Wotan ordena que Brunilda proteja a Sigmundo cuando se enfrente a Hunding. Fricka, esposa de Wotan y diosa del matrimonio, aparece y demanda que Sigmundo y Siglinda sean castigados por cometer adulterio e incesto. Fricka sabe que Wotan, disfrazado como un mortal llamado Wälse, es el padre de Sigmundo y Siglinda. Wotan argumenta que necesita a un héroe libre (esto es, uno no gobernado por él) para llevar a cabo sus planes, pero Fricka lo contradice al decir que Sigmundo no es más que una criatura e inconsciente peón de Wotan. Éste, acorralado, promete a Fricka que Sigmundo morirá.
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Amalie Materna, la primera Brunilda |
Wotan crio a Brunilda y otras ocho hijas como las walkyrias, guerreras encargadas de recolectar las almas de los héroes caídos para poder formar un ejército para luchar contra Alberich. El ejército del Valhalla fallaría si Alberich llegase a apoderarse nuevamente del anillo, el cual se encuentra en las manos de Fafner. El gigante se convierte en un dragón utilizando el Tarnhelm y se queda en un bosque con el tesoro de los nibelungos. Wotan no puede quitarle el anillo a Fafner, ya que se lo otorgó bajo una promesa y por lo tanto necesita a un héroe que derrote a Fafner en su nombre. Sin embargo, justo como dijo Fricka, Wotan solo podría crear esclavos para sí mismo. De mala gana, Wotan ordena a Brunilda que asesine a su amado hijo .
Fricka se retira y Brunilda se queda con su padre, ahora notablemente desesperado. Wotan narra sus problemas: Erda le había dado una advertencia a Wotan al final de El oro del Rin y éste había seducido a la diosa de la tierra (Erda) para poder averiguar más sobre dicha profecía.
Brunilda nació de esta unión.
Habiendo huido de la casa de Hunding, Sigmundo y Siglinda se encuentran en un puerto de montaña, cuando Siglinda se desmaya por cansancio y remordimiento. Brunilda se acerca a Sigmundo y le habla de su próxima muerte. Sigmundo se rehúsa a seguirla al Valhalla cuando descubre que Siglinda no podrá ir con él. Saca su espada y amenaza con matar tanto a Sieglinda como a sí mismo. Brunilda queda impresionada por la pasión de Sigmundo y decide proteger al guerrero en vez de matarlo, de manera que asegure su victoria sobre Hunding.
Hunding aparece y ataca a Sigmundo. La bendición de Brunilda da un poder extraordinario a Sigmundo que le permite dominar a Hunding, pero Wotan se presenta y destruye la espada Nothung con su lanza. Sigmundo se encuentra desarmado y Hunding acaba con la vida del guerrero. Brunilda huye, pero no sin antes llevarse a Siglinda y los restos de Nothung. Wotan ve con gran tristeza el cuerpo de su hijo, y Brunilda reúne los fragmentos de Nothung y huye a caballo con Siglinda. Wotan mata a Hunding con un gesto desdeñoso, y con ira persigue a su desobediente hija Brunilda.
ACTO 3
Las otras walkyrias se reúnen al pie de la montaña, cada una con un héroe en su alforja. Se sorprenden cuando Brunilda aparece con Sieglinda, una mujer que todavía está viva. Brunilda pide ayuda, pero sus hermanas no osan desafiar las órdenes de Wotan. Brunilda decide distraer a Wotan mientras Siglinda huye. También revela que Siglinda quedó embarazada de Sigmundo y nombra a su hijo Sigfrido (Siegfried, que significa alegría en la victoria o paz en la victoria).
Wotan aparece furioso y castiga a Brunilda: su hija deja de ser una valquiria y se ve despojada de su inmortalidad; además, la condena a que duerma un sueño mágico cerca de la montaña y sea presa fácil para cualquier hombre que pase por ahí. Las demás walkyrias temen por sus propios destinos y huyen. Brunilda pide misericordia a Wotan para ella misma, su hija favorita. Ella relata el valor de Sigmundo y su decisión de protegerlo, sabiendo que ese era el verdadero deseo de Wotan. Con las palabras
Der diese Liebe mir ins Herz gehaucht ("Él que instiló este amor en mi"), introduciendo la tonalidad de mi mayor, ella identifica sus acciones con el verdadero deseo de Wotan. Wotan le concede su última petición: rodear la cumbre de la montaña con una llama mágica, que la protegerá de todos menos del guerrero más valiente (que, según se le revela a través del
leitmotif, ambos saben que será Sigfrido aún no nacido). Wotan pone a Brunilda sobre una roca y, en un largo abrazo, besa sus ojos cerrados sometiéndola a un estado profundo de sueño. Wotan llama a Loge , el semidiós nórdico del fuego, para que cree una llama que protegerá a Brunilda.
Despojado de dos de sus hijos, Wotan se retira lentamente con gran tristeza, después de decir " cualquiera que tenga miedo de la punta de mi lanza no pasará a través del fuego"
Cae el telón al tiempo que la música del fuego mágico se expresa en plenitud