domingo, 17 de marzo de 2013

ELIXIR DE AMOR

El elixir de amor es una de las óperas más frecuentemente interpretadas de todas las de Donizetti y hay buen número de grabaciones. El número musical más conocido de la ópera es el aria Una furtiva lágrima.



A causa de un encargo frustrado, Bartolomeo Merelli, empresario del Teatro della Canobbiana de Milán, le pidió a Donizetti que compusiera una ópera en el breve término de dos semanas.
Felice Romani, colaborador asiduo del compositor, empleó buena parte de este lapso para escribir el texto. El tema no era original, ya que se basaba en un libreto escrito por Eugène Scribe para Daniel Auber, Le philtre (1831), inspirado a su vez en Il filtro de Silvio Malaperta, traducido al francés por Stendhal. 
La temática bucólica alejó a Donizetti y Romani de los enfrentamientos con los censores, que tantos problemas llevaron a los autores de la época, y que motivó que Ugo, conte di Parigi (también con texto de Romani), padeciera sustanciales modificaciones y habría de bajar del escenario de la Scala después de sólo cuatro representaciones.

El ritmo de trabajo agotador no era excepcional en aquellos tiempos en los cuales los teatros, obedeciendo a la costumbre de épocas anteriores, exigían nuevas creaciones en forma sostenida. La creación, concebida en tan corto término, logró el éxito y la inmortalidad, manteniéndose en cartel desde el primer momento. Los autores eran más experimentados; y los conocieron tan bien, como para hacer de El elixir de amor una obra maestra. 

El ámbito bucólico era ideal para escenificar una historia sencilla pero no sin contenido profundo, en la cual exhibiesen diversos arquetipos humanos que son reflejo directo de los caracteres de la comedia del arte.

En la obra encontramos la superficialidad y la frivolidad de Adina, el descaro y la vulgaridad del sargento Belcore, en el vendedor charlatán Dulcamara -arqutipo del embaucador que va de pueblo en pueblo, y que se ha visto hasta en los westerns- encontramos la astucia, el aprovechamiento y la mala fe ocultados tras una gran simpatía. 
El elixir de amor sería un muestrario de vicios y defectos, si no fuese gracias a la presencia de Nemorino, el campesino sencillo e ingenuo, capaz de vivir los grandes sentimientos que otros desconocen. Nemorino, simplemente, ama.
Fue estrenada en el Teatro della Canobbiana de Milán el 12 de mayo de 1832. Sus intérpretes principales fueron Sabina Heinefetter (Adina), Giovanni Battista Gènere (Nemorino), Giuseppe Frezzolini (Dulcamara) y Henry Bernard Debadie (Belcore). El éxito fue tan grande que la ópera permaneció en cartel durante treinta y dos días consecutivos. A medida que se fue dando a conocer en la península y en los otros teatros del mundo, jamás salió del repertorio.
El doctor Dulcamara

Junto con Don Pasquale y El barbero de SevillaEl elixir de amor es una de las más encantadoras joyas de la ópera cómica del siglo XIX, así como una de las cimas de la producción de Gaetano Donizetti, por su frescura vocal, la acertada caracterización de los personajes y la entrañable ternura que supo imbuir en unos arquetipos para dotarlos de humanidad, además de una partitura con una inspiración y frescura que no decae en ningún momento. Nacida como una simple obra de circunstancias porque el compositor anunciado no había presentado su obra en el término previsto, el músico bergamasco sólo tuvo catorce días para conseguir esta obra maestra (en la cual aprovechó acertadamente números pertenecientes a obras anteriores)

Una obra en la que el reír se convirtió en sonreír y esto se cubre con una pátina de melancolía como en la célebre aria  Una furtiva lagrima.

La música de El elixir de amor no es inferior a la de Don Pasquale en chispa y brillantez. No obstante, el punto débil es la trama, insulsa e infantil. La música de Donizetti es considerada fresca, graciosa, y ocasionalmente tierna.



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